Resumen de la charla sobre Presas, seguridad y caudales ecológicos sólidos. Organizada por la Associació Sediments, el 7 de abril de 2021.
Antes de que se me olvide todo, os cuento algo de lo que he podido aprender en la charla de César González Cebollada, ingeniero y profesor de la UNIZAR.
Autor de un artículo titulado irónicamente: «Un apunte sin importancia sobre la seguridad de las presas en España».
Según él, las presas no son ni buenas, ni malas. Son como los aeropuertos: cuantos más hay, menos sentido tiene cada uno. Es el concepto de utilidad relativa.
Para valorarlas, hay que analizar las ventajas: servicios hídricos; frente a los inconvenientes: impacto socioeconómico, impacto ambiental, coste y riesgos.
En el siglo XX se construyeron miles y miles de presas en todo el mundo. Sólo en el Estado español, más de mil grandes presas, sobre todo a partir de los años 50. Ahora, la tendencia mundial es dejar de construirlas (entre otras razones, porque la agricultura de regadío ya no tiene tanta rentabilidad). Excepto en la cuenca del Ebro, por lo visto. La CHE es una de las más recalcitrantes al cambio y a adoptar nuevos paradigmas, como si el tiempo no pasara y modificara las cosas.
Paradójicamente, a pesar de la cantidad de accidentes graves sucedidos por roturas o por desbordamientos, con cientos de víctimas mortales, la seguridad frente a posibles desastres causados por las presas, no está regulada. En otros países, existen inspecciones independientes (como las ITVs, que no las puede hacer el propietario del vehículo). Aquí estamos al mismo nivel desreglamentado que Sudáfrica y Brasil, pues la inspección es competencia, depende, del titular de la presa o de la concesión. No existe la obligación de presentar informes relativos a la seguridad.
Solventar los problemas que puedan aparecer es muy costoso, así que optan por no mirar lo que hay «debajo de la alfombra», y luego pasa lo que pasa. El tiempo juega en contra, pues cada año las construcciones y todos sus mecanismos están más envejecidos, y el mantenimiento que se realiza es el mínimo posible.
En las últimas décadas se han demolido muchas presas en el mundo (ninguna en la Demarcación Hidrográfica del Ebro). En www.damremoval.eu se puede ver la información de las que se han eliminado.
Conclusiones:
- Los impactos de la interrupción de los flujos de sedimento, deben ser reconocidos, compensados y corregidos. Hay formas técnicamente posibles de hacerlo.
- Es necesaria una nueva normativa de seguridad, con control independiente.
- Los caudales ecológicos sólidos deben ser reconocidos e implementados.
- Diálogo: formación de una MESA TÉCNICA para analizar y resolver los problemas.
- Restablecer el balance sedimentario es posible y necesario. (Estamos en un escenario de crisis climática, con aumento del nivel del mar, más fenómenos tormentosos, etc., que causan el hundimiento progresivo de las desembocaduras, donde vive buena parte de la población mundial).
Se inicia un debate entre los participantes, en el que se evidencia lo lejos que estamos de donde deberíamos, en parte porque no existe una cultura de la responsabilidad y del mantenimiento de las cosas, y porque el oligopolio que nos gobierna sigue a la suya y no se encuentra con (casi) ningún freno.
Ante este panorama, se propone presionar desde la sociedad civil, para cambiar la legislación, a base de procesos judiciales y de información pública. Que no vengan con excusas como que los lodos no hay que tocarlos, porque están contaminados, o que si se abren las compuertas para verificarlas, igual después no se pueden cerrar.
Están presentes, entre otr@s, Josep Juan Segarra, de la Associació Sediments, Ramón, de Nadal Advocats, Juanma Margalef, Juan Pedro Martín Vide, y Jordi Doménech.
Así, entre expert@s, gracias a internet, he pasado esta fría pero ilustrativa tarde de Abril.