Otra víctima de la gran riada del 57: El Puntarrón o Pontarrón como le llama el fotógrafo.
Era el lugar de baño e higiene personal preferido durante mi infancia. Conocimos ambos lados del puente y los restos de los cables de acero. Aún deben de seguir allí, enterrados bajo la gran jungla en que se ha convertido ahora el lugar, absolutamente irreconocible.