Los incendios que apagamos gracias a las acequias. ¿Qué nos dirán en el futuro?

Lamentablemente, cada año los grandes incendios forestales arruinan un ecosistema y una zona de vida y economía para ¿siempre? Estos incendios no entienden de demarcaciones, municipios ni provincias.

Según los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en el año 2019 en España, el 67% de los incendios registrados en nuestro país fueron conatos, es decir, ardió una hectárea o menos (ver gráfico en epdata).

La Comarca de Gúdar-Javalambre es una de las pocas extensas sierras con riqueza de bosques y vegetación del interior de nuestro país y probablemente el único vergel de este tamaño en la provincia de Teruel, con los beneficios bióticos, e incluso climáticos, que aporta en contra de la desertización.

El valle de Olba y los Estrechos de Mijares son Lugar de Interés Comunitario y forman parte de la Red Natura 2000 y es considerado zona de Alto Riesgo por incendio forestal. Es, además, el hogar de muchas personas amantes de la naturaleza, y uno de los destinos favoritos de senderismo de las colindantes provincias de Castellón y Valencia. Desafortunadamente no se ha invertido en una amplia red de balsas de extinción ni en la generación de empleo o modelos de negocio en I+D para la prevención de los mismos (aún…).

Nuestra comunidad residente está muy concienciada con este problema, porque sabemos que el día que no sea el lugar que es, esto se vaciará. Es una comunidad que se ha organizado siempre de forma rápida alrededor de las acequias, hasta la llegada de efectivos de bomberos.

Este valle no sería el que es si algunas de las historias que compartimos aquí no hubieran sido el conato que fueron gracias a las acequias.

Leyendo los argumentos que esgrimían quienes están a favor de derribar la presa de los Toranes con lo que eso supone, me encontré con uno que me indignó especialmente. Menospreciaban el papel que desempeñan las acequias para apagar incendios alegando que SOLO servían para apagar pequeños conatos de incendio. ¿Cómo alguien que se dice ecologista puede hacer una afirmación tan delirante? Cualquier persona que lucha contra los incendios sabe que es fundamental atajar el fuego en sus inicios, precisamente cuando es un conato. Quienes conocen este valle saben que el riesgo de incendio aquí es máximo, por la orografía del terreno y porque está plagado de pinos. Si aquí se produce un incendio gordo es casi imposible pararlo, hay que salir corriendo y dejar que los bomberos intenten minimizar daños, porque pararlo no lo podrían parar. Por eso es tan indignante e increíble que quienes conocen eso y se autoproclaman ecologistas desprecien el papel vital que desempeñan las acequias en la protección contra los incendios en este valle.

Amor Navarro (Los Giles)

Por ejemplo, hechos…

Una vez un vecino se puso a hacer un fuego, yo ni me enteré, me avisó una vecina porque el fuego se estaba descontrolando. Gracias a la acequia que pasa por nuestro barrio, pudimos apagar el fuego porque teníamos agua. Lo apagamos entre los tres. Dos vecinos con cubos y yo con la manguera metida en la acequia, que viene de la toma de la Acequia del Diablo. Tengo constancia de que alguna vez al hacer una barbacoa una chispa ha provocado fuego y siempre se ha podido apagar gracias al agua de las acequias. Hay que tener en cuenta que en los terrenos no hay tomas de agua para la prevención de incendios así que dependemos de las acequias para ello, tanto para los incendios como para la prevención, para los huertos, para los árboles frutales…O sea, para todo.”

Marina Veliz (Los Giles)

En el último incendio serio que se produjo hace unos años en el barranco de Los Giles, nosotros, los vecinos, fuimos de los primeros en llegar. En la curva de abajo, tan cerca ya del núcleo urbano, ya estaba ardiendo todo. Dio la casualidad que yo había estado regando las viñas, así que cogimos la motobomba y las mangueras que había estado utilizando y nos fuimos a la salida de la acequia. Allí montamos la motobomba y empezamos a tirar agua, con el agua de la acequia. Gracias a que se había reparado la acequia hace poco porque, si no llegamos a tener agua, nos quemamos. Después llegaron los de protección civil con más motobombas y yo las puse enseguida en la acequia y de ahí también sacaron ellos el agua. Al principio estuvimos solos una cuadrilla de vecinos, nos dejaron solos luchando contra el fuego hasta unas horas más tarde. Aquí siempre ha sido así, es la gente del terreno la que lucha contra el fuego hasta que pueden venir los bomberos y entre todos se apaga. Así que si no hay agua y no hay gente del terreno, adiós… fuego y adiós todo.

Jose Manuel, Los Giles.

“Recuerdo varios incendios que se han apagado gracias a las acequias. El primero que recuerdo sucedió al final de La Viñaza. Cayó un rayo en un chopo que estaba muy cerca de la acequia, entonces no teníamos motobomba por aquí. Tocaron las campanas de pueblo y vino toda la gente del pueblo, un montón de gente. Hicimos una cadena con cubos sacados de la acequia y paramos el incendio que habría subido monte arriba hacia la carretera y se habría ido al pinar. Otro se apagó en Los Tarragones, estando yo ya en Protección Civil. Creamos el grupo de Protección Civil precisamente por este tema, porque había mucha gente que quemaba los rastrojos porque estaban acostumbrados a quemarlos de siempre. Al hacer el grupo nos dieron un par de motobombas y nos dejaban el coche durante el verano. Por ejemplo, un chico que estaba allí enfrente trabajando con la radial arreglando una valla, una chispa saltó y se empezó a quemar el campo. Tuvimos que salir corriendo, meter la motobomba en la acequia y lo apagamos. Otro fue por los críos, los chavales estaban jugando, se hicieron una cabaña y con la borra de los chopos encendieron un fuego. Se les fue hacia la pinada. Entonces Ángel, el de Los Tarragones abrió todos los trenques de la acequia hacia los bancales y así apagaron el fuego. Otro incendio importante fue en Los Pertegaces. Unos amigos tenían un bancal debajo del barrio, a unos 150 metros y estaban quemando en su parcela pero el fuego saltó a un barcero de al lado. Su parcela estaba limpia pero las de alrededor estaban abandonadas y llenas de hierba seca. Empezó a arder y subió hacia arriba hasta las casas. Fui a por unas mangueras que había en Los Villanuevas y las pusimos en las bocas de riego. Con eso fuimos parándolo, pero hubo un momento en que los depósitos de agua se vaciaron. Ese día no estaban abiertas las acequias. El tío Manuel en cuanto empezó el incendio se fue a Los Villanuevas a abrir la acequia de arriba y cuando se acabó el agua de los depósitos ya llegó el agua de la acequia y a base de cubos rematamos la faena y terminamos de apagar el fuego.

Fernando Garrido (La Viñaza)

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