Carta abierta a Ecologistas en Acción ante el
VIII Congreso Confederal
Custodia del territorio, vigilancia ambiental, conservación de la biodiversidad, adaptación al cambio climático, revitalización del mundo rural, producción limpia y cercana de alimentos, aprovechamiento sostenible de recursos, autosuficiencia energética, limpieza del monte, convivencia con l@s transmisores del conocimiento, apoyo mutuo, simplicidad voluntaria, decrecimiento…
Todo esto estamos haciendo, o al menos intentando, quienes vivimos en las zonas rurales del estado, se nos considere o no “ecologistas”. Apenas salimos en los medios, y a menudo se nos presenta como gentes atrasadas y prescindibles. Somos una especie en peligro de extinción de la que casi nunca os acordáis, excepto si vivimos en otros continentes y no interferimos en vuestros planes.
Perdonad si os considero globalmente, sé que hay en vuestra organización distintas sensibilidades y maneras de afrontar los retos socioambientales. Pero también sé que algunos lleváis años acumulando demasiado poder en ella, y que el respeto y la participación democrática no son vuestro fuerte.
Comprenderéis que estemos preocupad@s quienes padecemos las decisiones que tomáis desde vuestros despachos, con total indiferencia ante nuestras necesidades. Es para mí muy duro escribir estas líneas, porque hemos sido compañer@s buena parte del camino, pero no nos estáis dejando otro recurso que denunciar a viva voz las consecuencias de la demolición de la presa de Los Toranes, en el río Mijares, que llenará de lodos tóxicos el cauce del río, anulará una pequeña central hidroeléctrica en funcionamiento, y ha dejado ya sin agua la histórica acequia del Diablo.
Para renaturalizar un tramo pequeño del río, que ya está espléndido tal cual, dejáis sin regadío y vulnerables ante los incendios decenas de hectáreas de tres municipios del sur de Teruel. Una zona que justamente se está repoblando, con mucha ilusión y no pocas dificultades, entretejiendo la vida humana con la de las demás especies.
La producción eléctrica, entonces ¿con nuevos y extensos parques de eólicas y solares, en vez de aprovechar lo que ya existe? La ecológica aplastante de vuestra campaña publicitaria, tiene aquí poco de lógica y mucho de aplastante. Si de verdad se quiere mejorar el río, lo que hay que hacer es impedir los vertidos de la industria de fertilizantes y de la piscifactoría que están aguas arriba de esta presa.
Cuidado, porque el prestigio adquirido con tanto esfuerzo por el movimiento ecologista, está en juego por la prepotencia, egolatría e intereses ocultos de algunos de sus representantes. Y eso sí que es grave, cargarse de un plumazo tanto esfuerzo colectivo y bienintencionado, cuando más falta hace.
Tampoco aquí somos perfect@s, pero dejadnos vivir. Sólo pedimos eso. Gracias.
Cristina Leralta Piñán, vecina de Olba (Teruel). Miembro de la Asociación Mijares Vivo
y de la Plataforma de afectad@s por la demolición de la presa de Los Toranes.
Como ingeniero técnico forestal y exjefe de sección de biodiversidad de M. Ambiente de Teruel consideró que la actuación de la demolición de los Toranes es una actuación costosa, difícil de eliminar escombros de voladura, cienos tóxicos y revegetacion.
La presa en estos momentos ayuda a evitar la entrada de lucioperca, blakbas y ciprinidos exóticos en zona truchera; el río ya tiene en su cabecera un tramo corto declarado “ Reserva Fluvial” el peor tramo, pues Cedrillas en el nacimiento aporta aguas de depuradora de secaderos de jamón, luego una industria carnica . Cuando tras recibir importantes aportes de manantial está el embalse de los Toranes, un laguito con bastante lodo de 0,5 hectómetros cubicos. Casi un lago natural.Desde luego un técnico cualificado no este impacto ambiental con la demolición